Se pone en marcha el tren a Alboraya
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Los cambios del territorio que se han producido en Alboraya a lo largo del siglo XX han sido propiciados fundamentalmente por la dinámica del cambio urbano y urbanístico. Por lo que respecta a grandes infrastructuras metropolitanas, en 1862 se inauguró el tramo València-Sagunt de la línea València-Tarragona (actual vía de Renfe); y en 1888 la Estación de Aragón, con la línea València-Zaragoza (la vía churra), aunque la estación de Alboraya tardaría en llegar. La vía pedrera para llevar los materiales con los que se construía el puerto de Valencia también se levantó por esta época. El 17 de marzo de 1893 entró en funcionamiento el tramo València-Alboraya de la vía del actual trenet, y durante ese año llegó ya hasta la población de Rafelbunyol (José Luis Miralles).
A grandes rasgos, el núcleo originario de Alboraya por el año 1800 se extendía de la iglesia hacia el norte y nordeste, poco más allá de las actuales calles Molí, Cabañal, Nou y parte de Milagrosa, estando el cementerio al sur y condicionando la expansión urbana (Joan Dolç y Vicent Hurtado). En el siglo XIX se produce el cambio de ubicación del cementerio y después ya el inicio de la construcción hacia el sur. También aumentó el municipio hacia el oeste, norte, este y nordeste (actuales calles Cervantes, Miracle, San Pancracio, Tavernes Blanques).
En el primer tercio del XX se irán configurando las actuales calles Almàssera, Degà Sanfeliu, Nou d’Octubre, Hermanos Benlliure o Salvador Giner. Las calles Sant Cristòfol y Colón serán el límite urbano por el norte y el este hasta los años 50. (Hermosilla, Rodrigo, Martínez y Noguera). Como la estación de Alboraya ya existía desde la década de 1890, el núcleo urbano de Alboraya fue expandiéndose hasta llegar a esta primera mitad de siglo. También hay que citar a principios de siglo una alineación de casas siguiendo el trazado de la vía del tren al oeste de la estación (actual calle Canónigo Julià).